Creación literaria - Maneras de enfrentarse a la página en blanco

    ¡Bienvenidos a una nueva entrada de Creación Literaria! En esta ocasión el tema que os traigo es uno de los grandes problemas a la hora de afrontar la escritura, el enemigo encarnado a falta de inspiración: la página en blanco. ¿Queréis saber cómo hacer frente a este problema? ¡Vamos allá!

¿Hay alguna forma de evitarlo?

    Como para todo en la vida, hay formas de evitar que esto se convierta en un problema, pero claro, no todo es tan sencillo. Depende de cómo enfoques tus historias, esto podrá ser un problema mayor o menor para ti. ¿Eres mapa? Nada que una buena planificación no pueda solucionar. ¿La intuición y la brújula son tu guía? En ese caso nada más fácil que ponerse a escribir. Nada es imposible cuando el deseo de escribir está presente.

    Sin embargo, esto no siempre funciona así y este problema suele unirse con otro: el Síndrome del Impostor. Al contrario de lo que se piensa, este inconveniente puede manifestarse también antes de ponerte a escribir, más motivado por la desconfianza en la calidad de tus escritos que por el miedo a ponerte con la tarea. ¿La manera de evitarlo? Solo tú puedes lograrlo. Lo siento, no hay trucos al respecto.

¿Se da muy a menudo?

    Me gustaría decir que no, pero esta es esa clase de cosas que depende del enfoque y la visión de cada autor. Nunca se sabe cuándo se trata de esto: puede pasarte cada vez que escribas (solo cuando estés bajo de ánimo) por los resultados cosechados por otros escritos. Sinceramente, lo mejor es dejar que fluyan las palabras y disfrutar del proceso.

Consejos para afrontarla:

    Por supuesto, todo tiene solución. Aquí os cuento algunas cosas que me ayudaron cuando me paso a mí:

· Tómatelo con filosofía: Lo primero es intentar no tomártelo a pecho. Hay días buenas, días nefastos, días flojos; no siempre se puede estar de bueno humor. Me costó mucho tiempo darme cuenta de que no podía forzar el proceso, que debía dejar que sucediera cuando estuviera preparado, no antes. ¿Tienes un día malo y quieres despejarte con la escritura? Quizás funcione, pero sino lo hace intenta no tomártelo como algo personal. Relájate, déjalo para otro día. Créeme, tus futuras historias te lo agradecerán.

· Las ideas claras ayudan: Si bien es cierto que para escribir lo más importante son las ganas, tener unas bases para empezar también son un valioso aliado. No es cuestión de tenerlo todo listo para escribir, para nada; solo una pequeña guía o idea inicial para comenzar a darle forma. Depende de cada uno, si eres mapa y te gusta tenerlo todo mascado o prefieres el libre albedrío de un brújula. La libertad es ley en la escritura.

· Déjate llevar: Esto es lo mejor de todo, la posibilidad de disfrutar como quieras del proceso. Sí, sé que entra en contraposición directa con el consejo anterior, pero miradlo de esta forma: aunque estés usando escaleta, nada es fijo, menos aún en la escritura. Pon que tenías una idea inicial, pero luego aparece una nueva que te gusta más, o incluso que lo que tenías planteado no encajase como esperabas en la historia. Nunca se sabe.

· El reto puede ser divertido: Otra de las cosas maravillosas de la escritura es como tiene algo mágico, la manera en que se deja disfrutar. No hay vez que no me haya sentado a escribir y disfrutase completamente de todo el proceso, divirtiéndome a más no poder. Claro está, depende de la trama y habrá unas que gusten más que otras. ¿Quita eso que te diviertas? Para nada, todo lo contrario. ¡A pasarlo bien escribiendo!

· Visualiza el resultado: No es estrictamente necesario, pero si ves lo que quieres en tu mente antes de hacerlo mejor. ¿Se parece a lo anterior? Realmente no. Una cosa es saber lo que quieres y otra muy distinta verlo antes, pueden pasar muchas cosas desde el momento en que piensas la idea hasta que puedas escribirla.

    Y esto sería todo por ahora. Es una entrada un poco más corta que lo que suelo traer, pero es lo que me ha nacido en este tema en concreto. Espero que os sirva de ayuda. ¡Hasta pronto!