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martes, 9 de febrero de 2021

Creación de Diálogos 2 - Estilo, Cohesión y Realismo

    Bienvenidos una vez más a esta sección. En la entrada anterior tocamos lo principal sobre los diálogos y conocimos lo necesario para poder indagar en ellos. Hoy iremos un paso más allá y tocaremos tres temas clave en relación con estos: Estilo, Cohesión y Realismo. ¿Listos? ¡Al ataque!

¿Qué es el estilo?

     Cuando hablamos de estilo no nos referimos solamente a una forma de escribir, sino a lo que esa manera determinada transmite. Por ejemplo, no es lo mismo que un personaje hable directamente a que otro transmite las palabras de este (puede aparecer algo simple, pero, creedme, da muchísimo juego).

    Este no solo es un factor clave a la hora de escribir diálogos, sino que forma parte de su naturaleza, los condiciona directamente. Dicho de otra forma: un diálogo no puede existir sin un estilo, lo mismo que tampoco podríamos respirar sin aire o los peces vivir fuera del agua. Sin embargo, hay un detalle clave a tener en cuenta al respecto: si bien con la práctica se puede escribir de forma natural sin pararse a pensar en el estilo, no es recomendable en un primer momento.

Tipos de estilos:

    Por supuesto, existen muchos tipos de estilo a tener en cuenta. Para conocerlos mejor y establecer una jerarquía clara, hay que tener en cuenta esta división:
  • Principales
  • Secundarios
  • Monólogos

Estilos principales

  Para empezar, existe una diferenciación clara entre los que se consideran los estilos principales, divididos claramente entre aquellos que transmiten directamente el diálogo de los personajes (estilo directo) y aquellos que no los cuentan de forma literal (estilo indirecto).

· Estilo directo: Los diálogos pertenecientes a este estilo no solo reflejan de forma natural el pensamiento de los personajes, sino que los transmiten de la misma forma y, por descontado, son los más utilizados en la mayoría de géneros literarios. Se reconocen por el uso de rayas (—) y la división por intervención de personaje (básicamente, los diálogos comunes de toda la vida).

Ahora bien, si bien es cierto que estos diálogos son fáciles de reconocer en esa forma, también se pueden encontrar de otras formas, concretamente cerrados con comillas (“”). Además, no solo se delimitan a la narrativa, sino que también se encuentran en el teatro, reconocidos con el nombre del personaje seguido del diálogo. A continuación, una forma de distinguirlos en sus diferentes géneros:

Narrativa: —Es buena idea, ¡hagámoslo! —dijo Antonio.
Teatro: Antonio: Es buena idea, ¡hagámoslo!

· Estilo indirecto: Respecto a este tipo de estilo, se caracteriza por dos cosas: en primer lugar, no reproduce de forma textual las palabras del personaje; en segundo lugar, es el narrador el que reproduce el diálogo y no el propio personaje. Si esto no fuera suficiente distinción, no se introduce ni se acota por comillas ni rayas, lo que lo separa radicalmente del estilo anterior. En verdad, algo que indica claramente a estos diálogos es la presencia de la conjunción “que”, ya sea de forma puntual o a través de la sobrexplotación.

De hecho, la mayor confusión respecto a esta clase de estilo es cuando aparece o se da, siendo una sorpresa mayúscula su lugar de utilización prioritario: el párrafo. Sí, se introduce dentro del párrafo y es el propio narrador el que lo cuenta; pero eso no significa que, de una forma menor, otro personaje cuente lo dicho a modo de resumen a otro. Vamos a ver la diferencia:

Estilo indirecto en párrafo: Antonio le dijo a Laura que había visto a un gato perdido en la calle.
Estilo indirecto en diálogo: —Vi a Laura, le dije que había visto un gato perdido en la calle.

    Sé que en principio puede resultar complicado distinguirlos, pero es algo más común de lo que pensamos; de hecho, en el inglés es lo más común y seguramente lo hayáis visto en temario más de una vez. ¿Recordáis el Direct Speech y Reported Speech? Pues en español es exactamente lo mismo, solo que no caímos en la relación en su momento; de hecho, siguiendo la traducción Direct Speech es lo mismo que estilo directo y Reported Speech es igual que estilo indirecto. ¿Queréis asimilar bien la diferencia? Entonces no dudéis en usar este recurso del inglés y hacer traducciones.

Estilos secundarios:

    Además de los anteriores, existen también otra clase de estilos que deben tenerse en cuenta. Para no indagar en demasiados estilos, vamos a tocar únicamente tres en concreto:

· Estilo indirecto libre o semidirecto: Como indica su nombre, este estilo se asemeja en el indirecto al no reproducir de forma literal el diálogo de los personajes, más si que muestran su aportación. A la hora de identificarlos es bien sencillo debido a que no siguen ninguna convención tradicional, por tanto, pueden escribirse de cualquier manera y se pueden apelotonar la intervención de varios personajes en la misma línea (razón por la que se suele no utilizar, mas esta es solo mi opinión). Sin embargo, recomiendo precaución para no confundir a los lectores, así como por el uso excesivo de frases hechas o coletillas.

· Estilo verosímil: Los diálogos que se apegan a este estilo se caracterizan por una visión clara del estatus social del personaje, reflejando en sus palabras no solo como se comportan sino la forma en que ven la vida. Además, es una forma perfectamente correcta de humanizar a los personajes y, de hecho, es nada menos que la clave para hacer a tus personajes más reales.

· Estilo experimental: Considerado un resumen dentro de un diálogo, este estilo se caracteriza por fusionar en una o varias conversaciones los hechos acontecidos en lugares o tiempos diferentes. Por ejemplo, ¿no habéis leído nunca un diálogo en el que se han cogido varias ideas contadas capítulos atrás y trasmitirlas en pocas frases? Esto no solo simboliza una manera perfecta de recapitular los hechos anteriores, sino que es una forma perfectamente válida para que nuevos personajes conozcan el pasado de otros personajes

Monólogos:

     Ahora bien, a la hora de encasquetar en uno u otro estilo los monólogos, lo cierto es que no sería del todo correcto ya que, depende del punto de vista, puede ser tanto un diálogo continuo de un único personaje como una expresión abierta de un personaje único de una forma única y de estilo concreto. Según la definición estándar, un monólogo es “un discurso que una persona mantiene consigo misma, como si hablase en voz alta”, que puede entenderse tanto como un discurso a transmitir al público como para contar una historia de forma continuada en boca de un personaje.

    Estos no solo persiguen una vinculación intensa con la personalidad interna del personaje como con su forma de pensar, la psicología profunda de este, conocerlo desde dentro. Además, depende la forma y las intenciones expresivas pueden distinguirse diferentes tipos:

· Monólogo dramático: Mejor conocido como soliloquio, este se basa en la manifestación (principalmente teatral, pero también en narrativa) de las reflexiones personales y los pensamientos de un personaje concreto. Tradicionalmente, se acostumbra a verse en una obra unipersonal o como un recurso expresivo dentro de obras teatrales mayores.

· Monólogo cómico: Caracterizados por el humor y parte de una rutina teatral, estos monólogos se caracterizan por la interpretación en solitario y sin ninguna otra influencia externa (vestuario, escenografía, acompañamiento, etc.). En otras palabras: puesta en escena en solitario.

· Monólogo interior: Usado mayormente en la narrativa, se caracteriza por reflejar a través de largas oraciones el estado emocional y los pensamientos de un personaje, reflejando no solo sus sentimientos sino dándole un protagonismo profundo. Si bien es cierto que se utiliza mayormente en combinación con el estilo indirecto libre, en el que los pensamientos del personaje los transmite el propio narrador.

    Si bien es cierto que se emplean mayormente en el género del teatro, esto no implica que pueden usarse en la narrativa; de hecho, es simplemente una cuestión de imposición tradicional que de preferencia. Todo es posible en la literatura, solo nosotros ponemos los límites para usarlos o no.

¿Qué es la cohesión?

    Estrictamente relacionada con la coherencia (recordemos que es una de las características clave de todo diálogo), la cohesión es el otro gran pilar que sustenta no solo la escritura literaria, sino todo tipo de textos; pero antes de entrar en materia vamos a hablar un poco de ella. Cuando nos referimos a cohesión hablamos de la propiedad que hace que los enunciados o frases se relacionen entre sí, tanto léxica como gramaticalmente.

    Al darse una relación en distintos niveles, se dan una serie de procedimientos que posibilitan la presencia de esta cualidad en los textos. En función de si es un punto de vista u otro, los procesos se engloban en:
  • Procedimientos léxicos (palabras y significados)
  • Procedimientos gramaticales (morfosintácticos)

Procedimientos léxicos:

    Estos recursos facilitan el sentido en el texto a partir del significado de las palabras, pero no solo termina ahí la cosa, sino que están más presentes de lo que podemos llegar a imaginar. Seguramente más de una vez os hayáis enfrentado con ellos y no os hayáis percatado en el momento, ¡hora de solucionar eso!

    Ahora bien, al hablar de esos procesos los principales son:

· Repetición: Consiste en repetir la misma palabra o expresión en distintos lugares del texto. Por ejemplo, digamos que un personaje dice “mola” y, dos intervenciones más tarde, otro personaje, una vez el primero le ha contado su idea, responde a su vez con un “mola”.

· Reiteración: Completamente en relación con la característica mencionada anteriormente, consiste en la repetición por medio de palabras o expresiones diferentes de un término para cobrar sentido. Ya sea a través de sinónimos (palabras diferentes, pero con significados semejantes o equivalentes) o hiperónimos (palabras que designan la clase específica de unos objetos concretos), este es un buen recurso para evitar utilizar siempre los mismos términos y buscarles sustitutos. Por ejemplo, para decir “espada” puede decirse “arma”, “acero” o “filo”, todo dependiendo de la frase y el contexto.

· Asociación: Este proceso garantiza que las palabras tienen tanto un vínculo de sentido por oposición o complementariedad como una referencia al mismo campo de la realidad (normalmente una de las dos, depende de su extensión hasta las dos).

Procedimientos gramaticales:

   Una vez entendidos los procesos léxicos, es tiempo de empezar con la otra cara de la moneda, es decir, esos procesos que están relacionados con la gramática. Al igual que los anteriores, la repetición de elementos a través de conectores o por la mención de estos también son elementos valiosos. Entre los elementos de esta índole caben destacar los siguientes:

· Anáfora: Mediante la inclusión de palabras, que hagan referencia a elementos citados con anterioridad, no solo se consigue la tan necesaria cohesión, también se logra una alusión perfecta sin necesidad de inferir en la misma palabra.

· Catáfora: Respecto a este proceso, es semejante al anterior, pero se ocupa de una tarea distinta: a través de la incorporación de términos, se adelanta la mención de otros y, de hecho, adelantan la aparición de estos.

   Estos procesos están profundamente relacionados entre sí y se pueden dar a través de diferentes clases de palabras, ya sean pronombres de diversa índole (demostrativos, indefinidos, personales, relativos, etc.) o adverbios. Justo estos procesos son los que hacen necesarios el uso de conectores, ya que recordemos que estos no solo enlazan frases entre sí y hacen que el texto prosiga sin necesidad de usar puntos, sino que también hacen explicitas las relaciones existentes entre el contenido.

    Resulta clave señalar un apunte al respecto, algo que debe tenerse más que presente: si bien es cierto que he incluido cohesión y coherencia en este hilo, no debe olvidarse que son necesarias en todo texto; por tanto, aplicar el contenido de ambos principios a cualquier cosa que lo requiera es una decisión sensata.

¿Por qué es importante que los diálogos sean realistas?

    Vamos al último punto antes de entrar en los consejos, pero no por ello el menos importante. Claro está, la pregunta temida siempre ha de aparecer y no lo hace de manera muy amable, pues siempre surge esas dudas en la mente. ¿Serán los bastante buenos? ¿Transmiten lo que quieren los personajes? ¿Podría hacerlos mejor? Sí, las preguntas con difícil respuesta y motivadas por los nervios son temibles (de eso no hay duda), pero nunca hay que dejar que os acorralen.

    Ahora bien, enfocando el asunto desde otra perspectiva, no tiene por qué implicar siempre algo malo. Miradlo de esta forma: si los diálogos son realistas, es decir, os parece que pudieran ser perfectamente pronunciados por personales reales, no solo hacen que la historia brille por su genialidad si no que, además, la satisfacción por conseguir diálogos así es profundamente tranquilizadora. Es posible que no sea fácil (nada lo es en la literatura), pero justo ahí está el desafío. Recordad: lo barato sale caro, ergo hay que esforzarse siempre. No hay que decepcionar nunca a los lectores.

Consejos para aplicar estos factores a los diálogos:

    Es hora de la recta final, la ronda de consejos que tanto me gusta señalar antes de terminar una entrada. Estas son las recomendaciones en esta ocasión:

· Ten muy claro el estilo en el que vas a escribir tus diálogos: Si bien puede parecer un asunto trivial, fatuo o sinsentido, no lo es en absoluto; todo lo contrario. Pongamos un ejemplo: digamos que queréis escribir una novela negra, en la que sean necesarios testimonios varios y largos interrogatorios escritos, ¿no sería lo suyo usar un estilo indirecto? Por el contrario, una novela llena de acción y con un gran número de personajes interactuando entre ellos sería perfecta para un estilo directo. ¿Veis el truco?

Recordad que siempre hay que tener presentes el triángulo narrativo (historia-personajes-diálogos). Teniendo esto en cuenta, no es extraño que siempre acaben interactuando o tengáis que tener presentes las otras vertientes en todo momento. Pensar en el estilo no solo facilita el poder descartar los otros, sino que marcará una dinámica para el entramado de todos los diálogos que compondrán la historia.

· Si te es posible, mezcla los estilos: Por supuesto, siempre está la opción de hacer una mezcla, sin importar lo poco convencional que está sea, porque claro, ¿qué gracia tiene seguir las normas cuando la literatura es un espíritu libre? Nadie dice que esto o lo otro esté bien, solo son recomendaciones, pasos que otros han tomado antes que vosotros. Experimentar a la hora de escribir es algo precioso y, además, no todo lo que reluce es oro ni el cobre pasa desapercibido siempre. Mientras tenga sentido y esté bien llevado, ¿por qué no hacerlo?

· No fuerces los procedimientos de cohesión: Ojo, pero que mucho ojo con esto, no sería la primera ni la última vez que pasa. Es importante tenerlos presentes sí, pero hay que tener cuidado porque podéis convertir una historia bonita en una recapitulación continua. Son importantes si, ¿necesarios? Sin duda; sin embargo, tampoco hace falta ser descarados. Usadlos solo cuando os lo pida la historia y no antes, nadie quiere leer un resumen.

· Ojo con el realismo: Es muy importante que todo cuanto pase sea realista (dentro de la subjetividad que el pacto de ficción permite) o, al menos, que tenga sentido y pueda ser perfectamente coherente si fuera necesario analizarlo. Pensadlo de esta forma, ¿dónde estaría la gracia en una historia con planteamiento interesante, pero con unos diálogos que perdiesen todo el sentido? ¿Para qué crear un huevo de oro si luego vais a decorarlo con trozos de estaño?

No os voy a engañar, es frustrante, mucho. Quizás penséis que no podéis lograrlo, que nunca estaréis satisfechos del todo. ¿Sabéis a quién debéis escuchar en caso de duda? A los actores, los personajes. Solo ellos saben mejor que nadie lo que dirían y lo que no, así que ya sabéis: coged las fichas y empezad a escucharlos. Mal no os hará, eso seguro.

· Visualiza los diálogos en tu mente: En última instancia, una buena práctica mental no está nunca de más. Mis recomendaciones al respecto son estas tres opciones: A) Leed los diálogos en voz alta y, instantes después, reproducirlos mentalmente unas pocas veces; B) Dadles voz a vuestros personajes a nivel mental y observad como dialogan; C) Mezclad los dos métodos anteriores a vuestro gusto.

Por supuesto, esto no es mero capricho y tiene una finalidad: al practicar los diálogos no solo estáis poniendo a prueba su puesta en escena, también verificáis que tengan sentido y estáis satisfechos con estos. ¿Os gusta cómo suenan? Perfecto. ¿Tenéis dudas al respecto? Todo puede arreglarse.

    Esto es todo por esta ocasión. Muchas gracias por estar ahí, solo vosotros hacéis posible que escriba sobre esto. Hasta pronto.

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