Creación de Diálogos 4 - Tiempo y Contexto

    Bienvenidos una vez más a esta sección. Hoy despedimos el hilo como se merece, pero antes es muy necesario repasar lo que hemos desarrollado hasta el momento: comenzamos indagando en la identidad de los diálogos y sus aplicaciones más sencillas, luego tratamos los aspectos más técnicos de los mismos y los describimos en profundidad para mejorarlos. En esta entrada final vamos a tratar los dos últimos factores dignos de mención: Tiempo y Contexto. Comencemos.

¿Cómo de importantes son estos factores?

    Para empezar, está claro que hay que responder a una pregunta, quizás obvia por su sencillez, mas no por ello innecesaria: ¿Son importantes estos aspectos? Vamos a hablar un poco de ellos. En primer lugar tenemos Tiempo, el elemento que todo lo controla y todo lo comprende, la medida tan necesaria para saber cuándo ocurrieron, ocurren u ocurrirán los pasajes, no solo de la novela sino de la vida misma. ¿Cómo podrían crearse los diálogos sin tener en cuenta esto? Es más, ¿qué insensatez sería menospreciar algo a lo que nadie puede escapar?

    En otra, tenemos la importancia de los momentos y los escenarios en que ocurren, Contexto, no menor en trascendencia que el primer elemento, más si en cierto grado mayor en sutilidad. Al contrario que el primero, este evoluciona constantemente y no depende de un momento único, sino que se adapta, cambia y evoluciona para apegarse a cada escena y convertirla en única. Mil y un factores pueden influir en este, tantos como preguntas se os ocurran: ¿El diálogo se desarrolla en medio de una batalla? ¿Por qué les falta el aliento al principio de una escena? ¿Qué ha ocurrido para que X personaje tenga la voz ronca?

   Increíbles por separado, pareja obligatoria en su aplicación, ya que no se puede tener en cuenta un diálogo (en realidad, nada de la historia) sin tenerlos en cuenta. Enfoquémoslo desde este punto de vista: si el tiempo decide el momento en que ocurrirá, el contexto será lo que le dé importancia a dicho punto de la historia; si el contexto rige sobre lo que ocurrirá y la forma en que actuarán los personajes, no es otro que el tiempo quien le da orden y principio a dicha escena. ¿Veis a lo que me refiero? Da igual cuanto lo intentéis, es imposible no caer en la cuenta al utilizarlos, de hecho, es un proceso meramente intuitivo.

¿Por qué han de utilizarse a la vez?

    Claro está, una vez señalado lo anterior esta pregunta podría parecer insignificante, impropia incluso, pero como todo en la vida hay truco detrás de ella. Si la reconfiguramos para que sea “¿por qué no?”, el resultado se revela por sí solo: no es necesario siquiera pensar en cómo utilizarlos (sin embargo, insisto, debería ser recomendable), ellos mismos lo decidirán al imaginar las escenas. No obstante, entiendo que puede ser confuso visto de esta forma.

    Pongamos un ejemplo sencillo: en cierto momento narrativo se ha dado un robo, un robo que ha ocurrido en el pasado pero que toma importancia en el presente. Eso no solo hace posible que se aludan a hechos ya sucedidos, también potencia el hecho de que los diálogos estén en presente y pasado a la vez. Dicho de otra forma: la clave de que se utilicen juntos es que no pueden separarse, de su necesidad de trabajar en equipo: al igual que ocurre con el sol y el día o la luna y la noche, tiempo y contexto son una pareja indivisible.

Formas de manifestar el tiempo:

    Ahora bien, la forma de tratar el tiempo o, mejor dicho, la consideración respecto a este se encuentra unida a algo tan simple como el momento en que ocurre. Redundante, ¿verdad? La importancia de cuando ocurren los diálogos no solo está relacionada con la historia, también se condicionan los mismos y la información que pueden brindar. No tiene sentido que un personaje revele algo que no ha ocurrido, igual que tampoco es sensato poner en boca del personaje X lo que ha dicho el personaje Y si ni siquiera estaba presente en la escena. Coherencia y sentido, ¿recordáis?

    Si tenemos en cuenta los tiempos que existen y obviamos el futuro (no por la dificultad a la hora de expresarlo, sino por indagar en los otros dos), las matizaciones respecto a los dos restantes son las siguientes.

· Diálogos presentes: Comencemos con el presente, el tiempo más evidente para una historia e indudablemente el más sencillo. No solo no deja entramados ocultos y es completamente lineal si no que, además, no conlleva una mayor implicación que los propios diálogos en sí; en cambio, sí que hay ciertos aspectos que deben tenerse en cuenta, de los cuales sacaré dos a relucir.

Empezando con el primero (llamémoslo sensación de realidad), es muy importante plasmar en los diálogos la mayor humanidad y veracidad posible (en otros términos: si ocurre en el presente, hay que crearlo en presente y creerlo en el momento en que da). ¿Qué significa esto? Muy sencillo: ¿habéis oído hablar alguna vez del Pacto de ficción? Es el sancta sanctorum de la literatura, la regla universal que dicta un contrato verbal entre escritor figurado (historia) y oyente explícito (lector). Para no entrar en más detalles (todo con objeto de tratarlo en un futuro), el escritor se compromete a escribir una historia que sea perfectamente creíble y el lector se embarca en la lectura con el objetivo de tomar por cierto todo.

Respecto al segundo factor (nombrémoslo percepción narrativa), está estrictamente relacionado con los personajes que participarán en cada escena y la forma en que los verá el lector. Pongámoslo de esta forma: en una conversación comienzan 4 personajes, se van 2 y llega uno nuevo. El ejemplo resulta un tanto caótico y confuso, ¿verdad? Lo mismo puede pensar el lector y por ello hay que evitar que caiga en el error, ¿cómo conseguir esto? Gracias a los tan necesarios incisos y su particularidad: a mayor número de personajes, mayor necesidad de diferenciar las intervenciones de cada uno.

· Diálogos pasados: En relación con los anteriores y una vez señaladas la importancia del cuándo y el quién, existe la posibilidad de que se dé una doble realidad temporal en un mismo diálogo. ¿Cómo es eso posible? Si un personaje alude a hechos pasados, tiene que llevar esa información al presente, pero seguirla tratando en el momento en que la cuenta; en otros términos: adornar el diálogo de tal forma que hable del pasado en el presente.

Por supuesto, otra posibilidad es que se reproduzca una conversación pasada o fragmentos de esta a nivel mental, tales como recuerdos de la voz de un personaje o hacer referencia a chascarrillos o frases personales de X personaje del tipo “Ya te lo dije”. En este sentido, la utilización de comillas inglesas (“”) es preferible dentro del mismo diálogo o, si se da a nivel mental, es mejor el uso de la cursiva o comillas españolas («»). Todo depende del gusto de cada uno, la elección está servida.

Claves para saber utilizar el contexto a favor:

  Entrando en las consideraciones propias del Contexto, la relación con la historia y los personajes es totalmente necesaria y, de hecho, es imposible hacerla sin estos. Para entenderlo mejor, he aquí los tres factores a destacar:

· Tener en cuenta las acciones que se desarrollan: El momento narrativo es importante, las acciones del mismo son la clave y estas afectan directamente a como se desarrolla un diálogo. Si bien puede parecer algo evidente, olvidar esto suele ser un error muy común y hay que intentar evitarlo, ergo se recomienda lo siguiente: pensar bien cada escena (sí, soy consciente de mi insistencia reiterada al respecto, pero funciona, ¿no?). El desarrollo de los diálogos es con diferencia la parte más importante de la historia, ya que, aunque tengas unos personajes impresionantes y una trama a su altura, no servirán de mucho si sus intervenciones carecen de valor.

· Adecuar el comportamiento y las emociones de los personajes: No todos los personajes actúan de la misma forma y es muy necesario hacer que el lector note las diferencias, así como la singularidad de cada uno; por eso mismo es importante tener en cuenta las emociones. ¿Cómo se sentiría un personaje femenino concreto al presenciar un asesinato? ¿Sería capaz de mantener la calma el personaje X ante una amenaza? Conocer las reacciones de vuestros personajes será vuestro mayor aliado a la hora de escribir los diálogos.

· Tener muy presente la presencia de cada personaje: A pesar de haberlo mencionado con anterioridad, no deja de ser un factor importante a destacar, pero si algo puede hacer fallar un diálogo (más que cualquier otra cosa) es dejarse a un personaje olvidado y desaparecerlo de escena sin explicación. Da igual todo lo demás, no hay mayor crimen que quitar a un personaje de en medio y no justiciarlo o, peor aún, escribir algo con prisa y, al considerar que no tiene tanta importancia como otro, dejarlo de lado intencionalmente. Para ti es un símbolo claro de perezca y menosprecio a uno de tus actores (¡pobre personaje!), para el lector es una clara falta de interés y eso solo le transmitirá una cosa: si haces eso como autor, no merece la pena leerte.

Consejos para mejorar su uso:

    Siempre me da tristeza llegar a esta parte, pero es inevitable: todo tiene un principio y un final; es hora de terminar con este hilo. Os presento con todo el cariño del mundo los consejos respecto al tema:

· Imaginar bien cada escena: La planificación, algo que todo escritor necesita en algún momento, resulta vital en cualquier historia y acepta a todos sus puntos, pero donde resulta notablemente precisa es en las escenas. Hay que tener en cuenta que escenas pueden tener diálogo y cuáles no, aunque claro, ¿cómo de difícil puede ser mantener la atención del lector sin la voz de los personajes? Arduamente complicado, os lo aseguro, lo que mentalmente lleva a pensar que hay que usar diálogos en todo momento (algo no falto de razón, pero insensato en exceso). Mi sugerencia es la siguiente: planead cada escena y, con la práctica, acabaréis decidiendo por simple inercia donde incluir diálogos y donde prescindir de ellos.

· Decidir los personajes que participarán: Si bien ya tenéis claras las escenas, la presencia de los actores es indispensable y con estos la posibilidad de crear diálogos específicos en los que participen. Existen miles de factores que influyen (relación entre personajes, momento narrativo, hechos pasados, tipo de escena, ambiente, situación, tiempo atmosférico; y un largo etcétera), pero una cosa es segura: tener muy presentes que personajes participarán y, por favor, no uséis un personaje X sino queréis que aparezca o lo vais a dejar de lado. Los habéis creado vosotros, conocéis sus fortalezas y sus necesidades, dadles el buen uso que merecen.

· Ser conscientes de la importancia del momento narrativo: Con la escena pensada y los personajes decididos, toca pensar qué clase de acontecimientos serán los que ocurrirán. ¿Queréis acción y una batalla intensa? Entonces no hace falta mucho diálogo. ¿Queréis un momento romántico entre dos personajes? Es el gran momento del diálogo. De una forma u otra, el momento narrativo influye en el diálogo y eso es innegable, así que tened muy presente esto. Creedme, os alegraréis de fijar la lupa al respecto.

· Tomarse el tiempo necesario para escribirlo: Esto no debería decirse siquiera y es algo un tanto molesto de señalar, mas no por ello no voy a dejar de hacerlo. Las prisas nunca son buenas consejeras y el hype muchas veces tampoco es que esté por la labor, pero eso no significar que tengáis que escribir esa escena inmediatamente (y ni hablar de saltarse partes para saltar a ese momento, ¡ni se os ocurra!). En toda historia hay bajones y subidones de adrenalina, sé que cuesta mucho tener paciencia, pero lo agradeceréis a la larga. Es vuestro niño/a, dejad que camine a su ritmo.

    Muchas gracias por haberme leído hasta ahora, todo esto es posible gracias a vosotros. Ya sea una persona o diez, cada visita y comentario que recibe el blog es la mayor de las alegrías para mí. Hasta pronto.