Creación de Descripciones 5 - Descripciones de objetos

    Hola a todos, os presento una nueva entrada de la sección Creación Literaria. Siguiendo la temática del último hilo, vamos a tocar una nueva clase de descripciones que, si bien no se tiene especialmente en cuenta, os aseguro será clave para vuestros futuros proyectos. ¿Listos para la lección?

¿Por qué son tan importantes?

    La clásica pregunta, la vieja conocida, el meollo de la cuestión y, al mismo tiempo, ese sistema de autodefensa que siempre ayuda a saber el camino. Para empezar, ¿qué historia que se precie no hace uso de los objetos? Es más, ¿cómo creamos un entorno narrativo sin tener en cuenta algo tan básico como el uso de herramientas? La duda no solo resulta razonablemente peligrosa, sino que esta pregunta se responde por sí sola.

    ¿No me creéis? Vamos con un ejemplo: pensad en una familia de cuatro miembros sentada a la mesa a punto de cenar y empezad a quitarles los elementos básicos (cubiertos, platos, vasos, etc.) y haceros una pregunta por cada uno. ¿Dónde va la comida si no hay platos? ¿Cómo beber si no existen vasos? ¿Qué utilizarán para tomar sopa o cualquier otro alimento? Resulta extraño, ¿verdad? Cómo algo que parece tan insignificante o vital (todo depende de la clase de objeto, entraremos en eso más adelante) puede desmontar una historia por el simple hecho de no aparecer. ¿Lo veis mejor ahora?

Consideraciones a la hora de hacer descripciones del objeto:

    Teniendo en claro la necesidad de estos, es hora de ahondar poco a poco en los trucos o claves para empezar a utilizarlos en el entramado narrativo de la historia. Estos son los apuntes al respecto:

· Dale forma al objeto en tu mente: Lo primero es lo primero y ya sabéis lo que dicen: si quieres conocer algo, nada mejor que observarlo con atención. Como ocurre con todo elemento narrativo, la mente siempre es el campo de pruebas perfecto y el lugar idóneo para ir creándolo poco a poco. Factores tan sencillos como la forma, el tipo de objeto o su uso pueden ser vitales más adelante, pero nada de eso tendrá sentido si no lo creamos desde una base.

Aunque claro, también existe la opción de coger cualquier objeto conocido (una idea tan tentadora como cómoda), ¿por qué tomarnos la molestia si no requerimos nada nuevo para la historia? Es mucho más sencillo valerse de lo que ya se conoce o, en última instancia, modificarlo para que se adapte a lo que queréis. Esas son vuestras opciones: crear, representar o modificar.

· Conoce el objeto a la perfección: Una vez aclarado el paso anterior, no hay duda de que hay que familiarizarse con los objetos que entrarán en juego en la historia (únicamente los esenciales, tampoco hay que martirizarse sin necesidad) o, en su defecto, tener una base general para representarlos con comodidad. La buena noticia es que rara vez tendrán una relevancia si vosotros no se la dais, algo que se agradece bastante a la hora de describirlos.

Por supuesto, hay que plantearse una cuestión sencilla pero traicionera: ¿una mala descripción del objeto puede restarle credibilidad a la historia? Difícil responderlo, hay una doble posibilidad: si dais con un lector quisquilloso y una imaginación aguda, es posible que narrar algo tan sencillo como una pelota de beisbol y hacerla roja en vez de blanca (si no le dais razones para ese cambio, claro está) pueda chocarle y haga chirriar la narración; en cambio, si vuestro lector está más interesado en la historia que en si un objeto es perfecto o no como lo imaginan, esto no sería un mayor problema. En vuestras manos está elegir.

· Dadle una utilidad: La naturaleza misma del objeto es ser útil o hacer algo concreto, es la razón misma de su existencia, así que es vital que el objeto haga algo. Por supuesto, esta es la parte más sencilla de la elección por lo sencilla que resulta: ¿quieres un objeto que conoces? Ya sabes que hace. ¿Vas a modificar algo para que sea nuevo y parecido a ese referente? Piensa en la diferencia entre ambos. ¿Necesitas un objeto nuevo? Aquí hay si hay que pensar más. Ocurre lo mismo que con la creación mental, cada tipo de objeto seguirá un proceso u otro.

· Tener en cuenta si el personaje lo conoce: Ocurre en la vida real y lo mismo pasa en las historias, pero no está de más señalarlo: si un personaje no conoce un objeto o este es nuevo para él, hay que describirlo de esa forma; o, en el caso contrario, dar buena cuenta en la descripción de su conocimiento de ese objeto. Recordad que las cosas más sencillas son los fallos más frecuentes, mucho cuidado con esto.

Vamos con un ejemplo: pensad en una situación en la que vosotros tenéis que describir dos armas diferentes, una que conocéis y la otra que no. Intentad describirlas, ¿es el mismo proceso? ¿La describís con el mismo conocimiento y soltura? Ahí lo tenéis, nunca olvidéis que el realismo y el interés en la lectura van de la mano.

· Usar léxico enfocado en las sensaciones (forma, textura) y la vista: A la hora de usar un vocabulario específico, hay que tener en cuenta que para describir los objetos entran en juego dos factores clave: en primer lugar, hay que tener muy claro que entran en juego los sentidos de la vista y el tacto, por lo que habrá que describirlos a nivel visual y táctil; en segundo lugar, y estrictamente relacionado con lo anterior, solo necesitaremos tener en cuenta el léxico relacionado con forma y textura, así como saber describir ese objeto en concreto.

· Haz que ese objeto tenga un significado especial: No hay que olvidar que los objetos son añadidos a la historia sí, pero también pueden hacer que esta se encamine en la dirección adecuada. ¿Cómo conseguir eso? Muy fácil, solo hay que relacionarlos con los personajes y crear una asociación partiendo de preguntas: ¿le gusta al personaje X tocar determinado instrumento musical? ¿Es posible que la niña H jugase con una muñeca en particular?

Desde hacer que los usen en escenas como modificarlos ligeramente para que tengan esa marca o aspecto que los haga suyos, hay una gran gama de posibilidades y resulta de lo más divertido a la hora de crearlos. Visto de otra forma, relacionar objetos con personajes es otra forma de completar sus fichas de personajes y, además, ayuda a distinguirlos si ha pasado un tiempo desde que los creasteis. Ya sabéis como funciona: habiendo ficha de personaje, cuánto más cosas podáis incluir en ella mejor.

Tipos de objetos:

    Si tenemos que hablar de objetos, no podemos pasar por alto que no todos son iguales y que no tendrán la misma importancia o relevancia en la historia. A la hora de hablar de objetos, estos pueden dividirse de dos formas bien diferenciadas: según la pertenencia (comunes y propios) y según su naturaleza (especiales y claves).

· Comunes: Fáciles de utilizar, describir y representar en escenas, estos objetos no tienen ningún misterio y, irónicamente, son los que más aparecen en las historias. Buenos, sencillos y útiles, ¿verdad? El único misterio que tienen es conocerlos de primera mano y saber cómo describirlos, más allá de eso sus descripciones son coser y cantar.

· Propios: Perfectamente identificables por la relación que tienen con los personajes, pero sin otro significado añadido que el que tienen para ellos. No hay más secreto, que sean de un personaje o de otro es lo que los distingue, aunque si que tienen una peculiaridad: pueden pertenecer a cualquiera de las siguientes categorías y, en consecuencia, destacar por ello.

· Especiales: Estos objetos serán aquellos que se desvinculen completamente de cualquier otro y, como su nombre indican, con un papel importante en la trama y en la vida de los personajes. Pueden ser tanto creados para una historia concreta como un objeto con una peculiaridad específica que lo haga destacar a nivel narrativo. ¿Dónde está el juego con ellos? Sencillo: son objetos que, de quitarlos de la trama, notarías que falta algo, que no están todas las piezas del rompecabezas o, dicho de otra forma, que la historia cojea sin ellos.

· Claves: Como su nombre indica, estos objetos lo son todo para la historia, los que hacen que cobren sentido y la completan. Especialmente utilizados en géneros como thriller (armas del crimen, pruebas de un caso, cartas de una víctima, etc.), su importancia radica en cómo afectan y condicionan el desarrollo de la historia. También son característicos en las mitologías (el Mjolnir de Thor, la Excalibur del rey Arturo, la tabla de los mandamientos de Moisés). Eso sí, mucho cuidado con meterlos: en el mismo momento en que los incluyáis, la historia va a girar en torno a ellos lo queráis o no.

    Ahora bien, hay que hacerse la pregunta: ¿es necesario que aparezcan todas las clases en una historia? Ciertamente no, es más, si podéis evitar usar objetos claves mejor, no solo por el engorro que suponen sino por su necesidad impuesta de controlar la trama. Sin embargo, nada os impide utilizarlos todos si os veis capaces (vuestra historia, vuestras normas).

Pautas que seguir:

    Llegados a este punto, hay que empezar a plantearse el orden de estas descripciones, mejor dicho, como hacerlas sin rompernos la cabeza cada vez que las necesitemos. Mi recomendación es la siguiente:

· Primer vistazo: La impresión inicial es la más importante y la que puede revelar los detalles significativos, así que este siempre es un buen inicio para comenzar una descripción. Tampoco olvidéis las circunstancias en que se ha dado: ¿puede ver el objeto con tranquilidad? ¿Hay iluminación o ha percibido su silueta? ¿Fue un vistazo rápido o un examen minucioso?

· Forma y tamaño: El aspecto visual es lo que más llama la atención siempre que vemos un objeto y resulta muy sencillo porque, sabiendo los límites, también aclaramos hasta dónde llega su forma física y el espacio que ocupa. Es tan sencillo como suena, aunque, claro, no siempre será así (todo depende del objeto o la complejidad de su descripción).

· Material y estado: Sabiendo como es y con la mirada narrativa fija en este, no es descabellado analizarlo un poco más a fondo, ver de qué está hecho y en qué condiciones se encuentra. Los detalles siempre son importantes y en esta parte resultan vitales incluso, ¿es lo mismo una espada mellada que una nueva? ¿un libro seco y pulcro podrá leerse igual que uno ajado y viejo? Ya sabéis como funciona: los lectores verán lo que vosotros queráis que vean, jugad con eso y haced que merezca la pena.

· Partes del objeto: Es algo básico y que puede volverse desde fácil hasta un auténtico problema dependiendo del caso, quizás podría describirse antes incluso que el paso anterior, pero enfocadlo de esta forma: a la hora de describir algo, ¿es mejor pasar de lo general a lo concreto o de lo más pequeño a lo más grande? En lo personal, prefiero seguir un orden lógico y presentar los objetos de esta forma. Imaginad que usáis una cámara y hacéis zoom, es más o menos lo mismo.

Quizás está sea la parte más técnica por la especificación de cada objeto, pero no tiene porqué ser necesariamente malo. Recordad que todo depende de tres cosas: tipo de objeto, forma en que se ve e importancia en la historia.

· Aspectos menores: En última instancia, con aspectos menores me refiero a todos aquellos pasos que no aceptan necesariamente a la descripción y son meros añadidos, tales como función, similitud con otros objetos o uso concreto. ¿Queréis incluirlos en la descripción? Hacedlo, pero miradlo de esta forma: ¿qué tiene más lógica? ¿Qué un personaje hable de un objeto o que el narrador (en 1ª persona es perfectamente válido) os lo explique? Además, ¿aceptan realmente a la descripción del objeto? Las preguntas están servidas.

    Este es el orden que yo os recomiendo, pero recordad que ni es la verdad absoluta ni el único que puede hacerse. Cada autor es un mundo y puede hacer las cosas como quiera, en vuestras manos queda como uséis esos pasos.

Consejos para tener en cuenta:

    Ya estamos en la recta final de la entrada y sabéis que no me gusta terminar directamente, ¿vamos con los trucos finales? Aquí los tenéis:

· Relaciona cada objeto con algo específico: Puede que sea un engorro y requiera más planificación sí, pero si tenéis claro que objetos vais a utilizar y cómo van a influir en la historia nunca estará de más elegir el portador adecuado. ¿Requiere más trabajo todavía? Por supuesto, pero os solucionará la vida a la larga. Recordad: preparación igual a camino sin trampas.

Pongamos un ejemplo: habéis creado a un personaje con una pasión especial, con una afición que lo distingue de cualquier otro y que le hace destacar, por ejemplo, un escritor, y tiene un libro favorito, ejemplar que tiene firmado y lleva a todas partes. Saber el libro que es no solo dará pie a su evolución como personaje y a separarlo del resto, también puede dar pie a diálogos, giros argumentales y mucho más. ¿Os tienta la idea?

· Piensa en toda clase de objetos: Sí, soy consciente de que esta sugerencia se puede malinterpretar, y no, no me refiero a las clases de objetos, sino a la naturaleza o tipo de objetos a incluir. Me explico: desde elementos decorativos a armas, desde cosas típicas a auténticas rarezas, el hecho de incluir objetos diferentes no solo hacen que el entramado narrativo de la historia se enriquezca, también demuestra el compromiso y el detalle con el que habéis escrito la historia.

· Dibújalos para tener refuerzo visual: Aquí nada tiene que ver vuestra maestría con el dibujo o el nivel que tengáis, solo importa el darle forma a los objetos que han aparecido en vuestra mente, tener una referencia visual para cuando queráis describirlos. No es una labor especialmente ardua y son fáciles de almacenar, tan sencillo como coger una libreta y llenarla de bocetos. Recordad: no hay que hacer obras de arte, solo bocetos que os ayuden a la hora de escribir. Nada de macharse los sesos y convertiros en artistas plásticos, id al grano, sin más.

· No dudes en reutilizar objetos: Vale sí, esto puede ser preferencia personal y que lo haya incluido por elección propia, pero nunca está de más hacer un apunte: ¿por qué usar objetos nuevos constantemente cuando se pueden reutilizar? No tiene lógica, por ejemplo, que en una fiesta de la alta sociedad se use cubertería y copas nuevas en cada cena (teniendo en cuenta si hay que describirlos, claro), como tampoco lo tiene que un niño juegue con cinco pelotas diferentes de marcas distintas si se sabe que es pobre y no se explica de donde han salido. Los detalles son la clave, lo digo y lo diré las veces que sea necesario.

· Ten siempre en cuenta que objetos vas a necesitar: Volviendo al tema de la preparación, nunca está de más hacer un pequeño recuento de lo que te va a hacer falta (en el caso de que incluyas objetos especiales o claves) y asegurarte de que no se escapa nada. Esto es opcional, por supuesto, pero ya sabéis como soy: no me gusta dejar nada en el tintero.

· Crea un listado de objetos importantes: Como broche de oro, y directamente relacionado con lo anterior, está el hecho de hacer un listado con los objetos clave y hacer una especie de “Fichas de objetos”. Ahora bien, ¿de verdad necesito hacer otras fichas específicamente para los objetos? La respuesta ya sabéis que no es un simple “no” ni un tranquilizador “sí”, todo depende de cómo queréis implicaros en vuestros proyectos.

    Una vez más, no puedo más que daros las gracias por leerme y acompañarme en este viaje. Muchas gracias por todo.