Hola a todos, reanudamos la primera entrada del año sobre worldbuilding. Antes de empezar, recapitulemos el contenido de las anteriores entradas: empezamos con una serie de elementos básicos a la hora de abordar la creación, después abordamos todo el ámbito geográfico en la siguiente entrada y cerramos el año 2020 con una entrada con todo lo necesario para darle forma a reinos literarios.
Una vez llegados a este punto, es hora de llenar vuestro mundo literario con formas de vida; en otras palabras: sus habitantes. ¿Preparados? Let’s go.
¿A qué nos referimos con “habitantes del mundo”?
La expresión puede parecer un tanto genérica y bastante básica, pero hay truco en esas tres palabras. ¿Engloba únicamente a las razas inteligentes? ¿Tiene en cuenta a la flora y la fauna? ¿Se consideraría a los robots y otras formas de vida artificiales como “habitantes”? La mejor forma de abordar este proceso es tenerlo en cuenta partiendo del siguiente razonamiento: si está en vuestro mundo literario, entonces es parte del tablero y, por tanto, es una pieza más a tener en cuenta en el arduo proceso de la creación.
Claro está, una vez aclarada la anterior afirmación viene otra pregunta peliaguda: ¿hasta qué punto quiero llenar el mundo de vida? Para esta última cuestión temo no tener la respuesta. Una parte importante de la creación literaria es que es totalmente libre y dependiente de cada uno, además de estar sujeta a una serie de factores: trama, mundo, temática, ambientación, etc. Pongamos un ejemplo: no habrá tanta presencia de vida en un mundo de fantasía como en un mundo apocalíptico y al borde del caos, igual que no tiene sentido pensar en la flora y la fauna en una historia que ocurrirá únicamente en una ciudad.
Si aún quedan dudas, permitidme ilustrarlo a través de algunas obras reseñadas en el blog: en una historia como Breaking Chains o Toletum, donde prima la acción y el entorno pasa a un plano secundario, además de contar con personajes humanos, la creación de habitantes no pasa más allá de los personajes; ahora bien, si tomamos ejemplos en un mundo más salvaje como El pacto de los lobos o un largo periplo como el vivido en El Nombre del viento, se requiere un gran conocimiento de la fauna y la flora en el primero y una introspección total en el mundo y las variaciones de una zona a otra en el segundo.
Cada pequeño detalle cuenta y todo cambia en función del gran triángulo (trama-mundo-ambientación), por ello recomiendo abordar esta parte con paciencia.
¿Es necesario pensar toda forma de vida que queremos incluir en la historia?
En un primer momento la respuesta obvia debería ser “sí”, pero después de todo lo que habréis pasado hasta llegar a este punto no es tan sencillo, ojalá fuera tan fácil… A la hora de hablar de creación literaria, todo lo que hagamos tendrá un propósito, ya sea un personaje o un escenario, una trama secundaria a explotar o una especie animal nueva; el equilibrio en una historia es algo muy delicado y cada acción puede tener consecuencias.
Teniendo eso en cuenta, ¿cómo de minucioso hay que ser a la hora de escoger las formas de vida de vuestra historia? Esto ya depende de cada uno, pero mi recomendación es que, sin importar lo compleja o simple que sea, siempre obedezca a un motivo. No basta con querer incluir un gato en una historia y forzar su aparición, hay que hacer que tenga sentido, que exista una razón para que este ahí. Pongamos un ejemplo: en la saga Cazadores de sombras hay un gato sí, pero no un mínimo cualquiera, sino que Iglesia tiene sus razones (las cuales no voy a revelar porque sería hacer spoiler y eso no me lo perdonaría).
En resumen, el truco es simple y complicado a la vez: si quieres crear una forma de vida en tu historia, piensa muy bien porque y para que vas a creerla, dale una razón de ser en la trama; aunque claro, también existe un matiz a tener en cuenta: ¿por qué crear nuevas formas de vida para vuestra historia si podéis tirar de las que ya existen? Es la forma más fácil de llenar el escenario; en vuestras manos queda la decisión.
¿Cuál es el mejor punto de partida a la hora de afrontar este reto?
Ya sabéis como funciona esto, no hay una salida fácil ni el truco definitivo para elegir el mejor camino, todo tiene su trabajo y su esfuerzo, pero no por ello tiene que ser complicado necesariamente. Para facilitar el proceso, os propongo una forma escalonada de creación basándonos en la importancia de cada una, así como en los criterios o aspectos para incluirlas.
División de los habitantes del mundo:
· Razas inteligentes: Las primeras de la lista sin duda han de ser las razas con inteligencia, en otras palabras: los personajes, los actores de la trama. A fin de cuentas, no solo serán los que aparecerán todo el tiempo, sino que también son las más importantes para la historia. Pensadlo de esta forma: si los personajes y sus razas serán los más complicados del proceso, ¿qué misterio tendrán las siguientes? Claro está, un planteamiento simple como este solo será posible si el proceso es ágil y rápido, en caso contrario… paciencia, mucha paciencia.
· Fauna: Los animales siempre van a estar ahí, eso es un hecho, pero no siempre tienen porque aparecer en la historia. Su aparición está sujeta tanto al escenario donde se desarrolla la acción, así como lo mucho que se desplacen los personajes; dicho de otra forma: en una ciudad pueden aparecer pájaros, perros o gatos, mientras que en un viaje épico propio de cualquier novela de fantasía las especies pueden ir a gusto del consumidor. El truco está en si queremos incluirlas o no, no hay más misterio.
· Flora: Si bien no se suelen tener mucho en cuenta, es innegable que están presentes en todos los escenarios imaginables o casi todos (a no ser, por ejemplo, que la trama sea futurista y todo sea tecnología y máquinas). Lo sencillo con estas es incluirlas por lo comunes que pueden ser, pero también existe una complicación si se abusa de su uso: si en una escena se concentra mucho la descripción en las plantas y se olvidan aspectos importantes como el desarrollo de la acción o el diálogo, lejos de ser una ventaja será un inconveniente. Mucho cuidado, no hay que perderse en
· Otras formas de vida: Más allá de las obvias, existen otras posibilidades a tener en cuenta, tales como las formas de vida minerales o las robóticas (sí, la ciencia ficción y las tramas basadas en el futuro nos tienen mal acostumbrados a los robots, pero son un elemento a explotar tan bueno como cualquier otro). No podemos menospreciar ejemplos tan insignes como los golems, tan explotables en la literatura fantástica, o androides, ¿quién no se ha encariñado con R2-D2 o el entrañable Bay Max de Big Hero 6?
Consejos a tener en cuenta:
Para terminar esta entrada, vamos con unos pocos matices y consejos para que el proceso no se haga cuesta arriba. Estas son mis recomendaciones en esta ocasión:
· Prepararos para abordar todos los detalles posibles: Crear razas no es moco de pavo, el proceso va a ser duro, muy duro. ¿Recordáis todas esas historias en que los científicos hacen experimentos y crean vida? ¿El rompecabezas que resulto ser la criatura de Frankenstein? Pues ahora os tocará ser un poco científicos y tener en cuenta todos los detalles, así que… sí, los detalles van a ser totalmente necesarios.
Al igual que en otras ocasiones recomendé hacer un cuaderno con todos los detalles, sugiero preparar uno (o al menos un documento de word) con todos los detalles necesarios, tales como características, peculiaridades, comportamiento, lenguaje, etc.; ya sabéis como va esto, todo depende de cuan minuciosos queráis ser. Eso sí, todo esto será necesario siempre y cuando se cree una raza nueva, si estáis usando una raza conocida no es necesario martirizaros en exceso.
· Sed minuciosos a la hora de crear cada especie: En relación con el consejo anterior, ser cuidadosos con los detalles es muy importante y más en este ámbito. Lo mejor para empezar es tener un esquema a mano con todos los puntos a tratar, una serie de pasos o características que queréis tener en cuenta y tomar de base para crear una especie. Sí, puede parecer un proceso arduamente escabroso y terriblemente intenso, pero nada es tan malo como parece; todo lo contrario, solo hay que buscarle el lado nuevo.
Enfocándolo desde otro ángulo, si ya estáis familiarizados con las fichas de personaje, este proceso es algo parecido con una salvedad: si bien en las primeras lo importante es ser claros y concisos, en estas habrá que escribir mucho más y ser todo lo exhaustivos posibles. Si fuera cuestión de comparar unas con otras, podría decirse que para los personajes necesitáis un DNI o incluso una ficha médica y para las razas una minienciclopedia.
· Cread solo las que sean necesarias para la historia: Seguramente penséis que esto es demasiado evidente y no se os pasará por alto, pero no será la primera ni la última vez que puede pasar. ¿Acaso no hacemos las cosas a las que estamos acostumbrados por inercia? Con esto sucede lo mismo, al principio quizás no, pero con la práctica y ese deseo de crear más y más es muy, pero que muy posible, que se os vaya de las manos.
Si bien digo por pasiva y por activa que cuantos más detalles mejor, también es necesario ser comedidos y no pasarse. Pensadlo de esta forma: un cuadro puede ser magnifico con detalles, pero si se incluyen demasiados puede parecer cargado, incluso agobiante por la cantidad de elementos. Antes de nada, pensad en que queréis si o si, decidid el número exacto y por qué; no hagáis nada antes de esto (insisto, es por vuestro bien).
· Tomad todos los referentes que sean necesarios: Como se suele decir, el mundo es un pañuelo y difícilmente no encontraréis materiales de referencia para lo que queréis hacer, en este caso manuales de escritura. La verdad es que no será nada difícil encontrar buenas referencias, todo depende de lo que queráis: ¿necesitáis informaros sobre ciertos animales? La solución es una enciclopedia. ¿Queréis saber más sobre los principios de un robot? Hay miles de artículos en internet. ¿Un buen ejemplo de una raza fantástica? Internet, incluso un videojuego puede ayudar.
· Apoyaros en principios científicos básicos: Puede parecer que esto es complicar la tarea en exceso, pero al igual que se defiende que la literatura es una ciencia humana, también puede ser de ayuda contar con las ciencias naturales. Todo depende de cuanto queráis implicaros en el proceso creativo, pero nunca está de más tener algunos conocimientos de biología, zoología o incluso botánica (eso sí, principios básicos, no hay que convertirse en especialistas para escribir).
· Disfrutad del proceso: Esto es lo más importante, siempre, si no lo pasáis bien escribiendo es un problema, y uno muy gordo. Recordad: un escritor feliz transmitirá ese mismo sentimiento a su creación, ¿por qué ser un dios asqueado cuando puedes mirar el resultado final y sonreír satisfecho?
Poco más que añadir al respecto, espero que esta humilde opinión os ayude a la hora de lanzaros a la aventura. Muchas gracias por leerme, esto no sería posible sin vosotros. Hasta pronto.
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