Telón descubierto - "La maldición de los Tagirov" de Ruy Alonso

Presentación:

· Título: La maldición de los Tagirov

· Autor: Ruy Alonso

· Género: Fantasía épica

· Editorial: Ediciones Labnar

· Año: 2021

· Saga: Libro independiente

· Páginas: 284 páginas

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Sinopsis:

Corre el año 1774 y la guerra con los turcos ha terminado.

El capitán de la infantería imperial rusa Vladimir Vataziev acude a la llamada de auxilio de su tío Alexei. Regresa al lugar donde creció después de doce largos años de batallas.

Vuelve a Kainengrad.

En el principado, las leyendas han cobrado fuerza y una oscuridad desconocida ha conquistado tanto los campos como los corazones de sus antiguos vecinos.

El mar Negro es testigo de la maldición que azota a una de las familias más importantes del valle, cuya primogénita ha desaparecido en extrañas circunstancias, al igual que ha ocurrido a toda doncella con el apellido Tagirov durante generaciones.

Vlad deberá unirse a Andrei, un monje ortodoxo adicto a la bebida, y Cristiana, la orgullosa chica a quien partió el corazón, para combatir juntos una vez más a las criaturas que moran en las tierras de sombras a los pies de los montes Kharkov.

El caballero bizantino no solo deberá temer a vampiros, fantasmas y licántropos; además se enfrentará a sus propios miedos, a la pérdida y a un odio más poderoso que cualquier amor.

La cruzada contra las Tinieblas ha comenzado.

Influencias:

En este punto toma voz el autor, quien ha convertido en un relato su aportación.

Intento apartar las densas brumas del tiempo y, ante mis ojos, surgen muchas imágenes. Pasan como borrones multicolores que apenas permiten reconocerlas. Sin embargo, la vista entrenada es capaz de identificar algunas de ellas.

    Distingo a un muchacho delgado, casi un niño, tumbado sobre su cama; entre sus manos sostiene una vieja edición de Drácula de Bram Stoker y su mirada recorre las páginas como un connoisseur paladea un buen vino. En lo que dura el latido de un corazón, el libro se transforma en Frankenstein de Mary Shelley, y en una antología de relatos de fantasmas de Dickens… no, es de M.R. James… ¿o quizás se trata de las Narraciones Extraordinarias de Poe? Ahora que me fijo bien, diría que el volumen, sin duda, es de Lovecraft.

    Mil y una portadas se suceden, una tras otra, sin permitir al cerebro tomar nota de todas ellas: J.R.R. Tolkien, Robert E. Howard, Edgard Rice Burroughs, Clark Ashton Smith, Abraham Merritt, Michael Moorcok, Tim Powers, Leigh Brackett, Ursula K. LeGuin, Michael Ende… un maremagno de nombres se arremolina a mi alrededor sin solución de continuidad.

    De pronto, la realidad se disuelve en una total negrura.

    Cuando la luz regresa a mis pupilas, ante mí se muestra una pantalla de cine. Y en un segundo, un aluvión de imágenes comienza a proyectarse. Cientos, miles de fotogramas bombardean mis ojos sin descanso. No hace falta que nadie lo diga, sé que son todas y cada una de las películas que el chico ha visto durante su vida: historias de fantasía, terror, ciencia ficción, aventuras, etc.

    Bajo un poco la mirada y me concentro en las sombras plateadas. Y sí, allí está el mismo muchacho de antes, cómodamente sentado en su butaca, disfrutando de horas y horas de cine.

    ¡Vaya! ¿Qué pasa ahora? ¿Dónde se ha ido la sala de cine? Ya casi podía oler las cotufas (¡palomitas en mi Tenerife natal!). Ha desaparecido como si nunca hubiera estado allí. En su lugar hay una mesa; de esas antiguas que había en todos los comedores antes, en las casas de las familias de clase media de finales de los ochenta. A su alrededor hay un grupo de chicos, casi adolescentes. Entre ellos reconozco a nuestro protagonista. Es un alivio, no habría soportado que desapareciera ahora que me había encariñado de él.

    Pero ¿qué están haciendo los chicos? Hay hojas de papel frente a ellos y, ocasionalmente, garabatean algo con lápices. También distingo lo que parecen dados, que agitan en sus manos y los lanzan ávidos de comprobar el resultado. Mas son dados muy extraños, puesto que hay algunos que no tienen seis caras, sino más… Hay de ocho, de doce y de ¡veinte caras! No obstantes, eso no es lo más desconcertante. Declaman de forma histriónica y fingen desenvainar espadas invisibles o gesticulan con las manos mientras pronuncian las ininteligibles palabras de antiguos conjuros… En sus miradas soñadores distingo las fugaces imágenes de monstruos imposibles y de laberínticas estancias subterráneas.

    Casi no me sorprende que la luz haya vuelto a irse; lo esperaba.

    Mas esta vez hay algo distinto.

    Ante mí solo se muestra mi propio reflejo sobre la superficie de obsidiana de la pantalla del ordenador. No hay rastro del muchacho… ¿o tal vez sí?

¿Qué puedes encontrar?

Un viaje hacia la antigua Rusia

Viajar a través de la lectura siempre es una gozada, la oportunidad de tomar un billete gratis a cualquier rincón del mundo, o al menos a donde nos quiera conducir la historia. El trayecto que promete La maldición de los Tagirov nos lleva a la gélida Europa del Este, a los terrenos dominados por la nieve que conforman Rusia. ¿Os gusta el invierno? Entonces os encantará el escenario de esta historia.

Toda clase de emociones bailando en una trama medida al milímetro

Como lector se apreciar el esfuerzo detrás de un argumento, las horas que hay detrás de darle forma a una trama, y lo que me ha transmitido esta novela ha sido un desfile de emociones de toda clase, desde miedo en algunas partes hasta frustración, tristeza y esperanza.

Personajes que encarnan valores muy específicos

En su momento los actores que dieron vida a la historia me encantaron, pero en esta segunda lectura no solo he revivido los recuerdos que tenía sobre ellos, sino que me he fijado en la forma en que han sido concebidos. Desde el primero hasta el último, los personajes de La maldición de los Tagirov son la representación de la emoción que los caracteriza.

Preguntas al autor:

¿Cómo surgió La maldición de los Tagirov?

La idea de creer o tal vez de descubrir un valle como el Kainengrad, misterioso, ajeno al paso del tiempo y lleno de secretos sobrenaturales, me rondaba la cabeza desde hace mucho, mucho tiempo. En ese lugar, por supuesto, hay mucho de la Transilvania del conde Drácula, de la Estiria de Carmilla, de la Averoigne de Clark Ashton Smith y de la Barovia de Strahd von Zarovich, amén de mil referencias más. Durante años, todas esas influencias se fueron arremolinando en el crisol de mi mente y muchas historias, la gran mayoría aún no narradas, fueron cristalizando aderezadas por mi gran pasión por la Historia Antigua y Medieval. Poco a poco, me fui animando a intentar describir con palabras aquel principado, sus lugares, sus gentes y sus misterios. Primero fueron aventuras escritas para partidas de rol, luego algún relato y, finalmente, me propuse escribir lo que se ha convertido en la primera de muchas (¡eso espero!) novelas ambientadas en Kainengrad.

Existe una fuerte influencia del folclore ruso en la historia, ¿hay algún motivo en particular?

Con la que está cayendo, quizás no sea el mejor momento para hablar de las maravillas y de la riqueza de la cultura eslava, y de la rusa, en particular. Tampoco del esplendor de la Rusia Imperial ni de sus noches interminables infestadas de hordas de sanguinarios upiros y vurdalaks. Pero, lo cierto, es que el eslavo es un mundo que siempre me ha atraído. A caballo entre occidente y oriente, sus leyendas fantásticas son de una gran belleza y encierran una sabiduría ancestral, fruto del legado de los diferentes pueblos y civilizaciones que han hollado sus inmensos territorios, desde tiempo inmemorial.

Por supuesto, dados a ambientar una historia (o muchas de ellas) en un escenario gótico, siniestro, de magia y misterio, me fascinaba explotar el papel de la Iglesia Ortodoxa y, en general, la visión de todos esos mitos y leyendas desde el punto de vista de la Europa del Este. Quizás porque, si bien esas amenazas eslavas habitualmente han venido a nuestra Inglaterra victoriana, al París de los grandes boulevares o a la Austría-Hungría de los Habsburgo. Me apetecía descubrir que sucedía, mientras tanto, en esas tierras antiguas del Este; cómo sería explorar, en origen, esos mitos.

Si tuvieras la oportunidad de hablar con tus personajes, ¿quiénes elegirías y que le dirías?

Probablemente empezaría por Vlad, el último de los caballeros bizantinos (¡o casi!). Y, claro está, parafrasearía a su tío Liosha diciéndole que no se recree en los errores del pasado y viva el presente; que no pierda el tiempo y luche por recuperar el amor de la mujer a la que ama.

En esa misma línea, el otro personaje al que me dirigiría (con sutileza, eso sí, porque es de armas tomar) sería Cristiana: fuerte, inteligente, valiente e independiente. Si no lo toma a mal, le sugeriría que fuera un poquito indulgente con Vladimir.

Cita del libro:

«Sé que temes haber hecho un daño irreparable a una persona amada. Pero una cosa te digo: acepta el consejo de un viejo que ha dedicado su vida a servir a otros sacrificando los deseos de su propio corazón. La vida es corta y no vale la pena torturarse por los errores del pasado. Es preferible pedir perdón y ver qué sucede después, a lamentarlo el resto de tu existencia en la amargura de la soledad. Por tanto, regresa, Vlad. Sé que es mejor así».

Enlace de la reseña en "El hogar del soñador":

https://thehomeofthedreamer.blogspot.com/2021/06/relatos-la-maldicion-de-los-tagirov-de.html