Reseña - "Galaxia Cicatriz" de Pedro P. González

Datos:

· Título: Galaxia Cicatriz

· Autor: Pedro P. González

· Editorial: Niña Loba Editorial

· Año: 2021

· Saga: Libro independiente

· Páginas: 160 páginas

Sinopsis:

La vida de Helen y Troy da un giro cuando este consigue trabajo como investigador en un laboratorio asociado al M.I.T. Sin embargo, lo que parecía el empleo de sus sueños se convertirá en una pesadilla en la que las brillantes ideas de Troy desencadenarán, poco a poco y sin remedio, una obsesión cada vez más estremecedora sobre el multiverso, el infinito y la posibilidad de trascender los límites del sufrimiento.

«En algún lugar existe eso que ningún cálculo es capaz de explicar. Aún. ¿Quién es? ¿Qué quiere? Cualquier cosa antes que volver a casa»

Opinión personal:

Galaxia Cicatriz es una experiencia tan estrambótica como inmersiva, un auténtico viaje de sensaciones que no dejará indiferente a nadie, pero, sobre todo, es una lectura que transporta a placer a través del tiempo y el espacio.

Para empezar, no puedo comenzar a hablar de sus personajes sin resaltar la mayor de sus cualidades, así como su atractivo principal: son entidades sombrías, cínicas, con una visión gris de la vida que no se enfocan en placeres de ninguna clase ni en preocupaciones mundanas; no, son barcos perdidos en un mar desconocido en busca de un puerto que ni siquiera ansían. Este hecho es francamente interesante por la peculiaridad de que sean dos las visiones reinantes y, al mismo tiempo, colisionen de forma tan fulminante cuando queda claro desde el primer momento que su deseo es el contrario.

Ahora bien, destacar personajes en esta historia me ha resultado muy sencillo y no hay mayor elección, siendo los masculinos (Troy, Greg) y la femenina (Helen) fáciles de señalar. Comenzando con la dama, Helen es apenas un reflejo de lo que fue en su día, una mujer llena de vida que se fue apagando como la llama de una vela consumida, atrapada en una vida que no desea y, al mismo tiempo, sabe que no tiene otra opción, convirtiéndose por voluntad propia en una esclava de una existencia que siente que no le pertenece y una casa que, lejos de hacerla sentir cómoda, cada vez la incómoda más.

En cuanto a los varones, Troy, por decirlo de algún modo, es una persona con amplias miras de futuro, pero incapaz de refrenarse así mismo, esa clase de mente que siempre desea más y más, que cae con facilidad en la obsesión y, una vez dentro de ese bucle sin fin, pierde el rumbo y solo se concentra en su objetivo actual, lo que lo convierte en una entidad que se aleja cada vez más de la humanidad y, visto de cierto modo, encuentra cierta paz en la falta de contacto social. Por su parte, Greg representa la inocencia y la consideración en una historia en la que tales valores brillan por su ausencia, un alma cándida que quiere ayudar cuando todos sus instintos le instan a correr y alejarse, siendo lo más cercano a un amigo que ha tenido Troy en su vida.

No me cansó de decirlo y soy consciente de que empiezo a sonar a disco rayado, pero las cosas como son: la 3ª persona es tan voluble y manipulable que es maravillosa en la forma que adopte, tornada en esta historia como una visión generalmente específica de las percepciones del entorno de los protagonistas, un viaje por las sensaciones aderezado con continuos juegos de palabras y alegorías de toda clase.

Este es uno de esos casos en los que el mundo y la situación geográfica son tratados como simples datos de referencia, puntualizaciones que interesa conocer para situarse, pero sin mayor valor más allá de eso. La importancia recae en los lugares concretos hasta el punto de absorber el resto del entorno, como si se tratase de un lienzo blanco con solo esas localizaciones con la potestad existencial sobre el resto. Hablando de esos lugares concretos, sin duda me quedo solo con uno y es la casa de la pareja protagonista, un escenario tan bien definido como tendente a la transformación.

Respecto a la trama, tengo que alabar en primer lugar el juego tan bien llevado entre las líneas temporales dentro del relato, ese continuo viaje entre el pasado y el presente que, si bien al principio puede parecer caótico y aleatorio, va cobrando todo el sentido con el avance de la historia. También es digno de mención el proceso degenerativo que van sufriendo los personajes, esa deconstrucción lenta desde su misma base a través de un desarrollo evolutivo temporal (los conoces en un punto, los redescubres en otro y los ves terminar en uno muy distinto) tan complejo y estructurado que no puedo más que aplaudir al autor por ello.

Llegado el tema de la extensión, considero que la obra es una lectura rápida por su volumen y media por el ritmo de la historia, perfecta para disfrutar de este libro que sobrepasa por poco el centenar y medio de páginas.

A modo de resumen final, solo me queda una cosa por decir de Galaxia Cicatriz: su nombre no solo es una pista de lo que promete la historia, sino que me atrevo incluso a conjeturar que no habrás leído algo igual. Si te gustan las lecturas inmersivas y un desarrollo de personajes grises en espiral, esta es tu historia.

«Puede que esto ya haya terminado, o que esté pasando todo a la vez. Tal vez no me he subido nunca a este maldito coche o puede que ya haya subido decenas de veces en un centenar de sucesiones que giran en un bucle alumbrado por un millón de universos que no vemos»

Opinión autor:

Descubrir el estilo de Pedro P. González ha sido tan interesante como curioso y bizarro: el autor no solo hace gala de una gran inteligencia y talento apreciable en las páginas, sino que no escatima en recursos para hacer brillar su historia. Tengo muchas ganas de leer más de él, es muy posible que lo veáis de nuevo por el blog.

Respecto al lenguaje utilizado, hago alusión de nuevo a la amplitud de juegos de palabras empleado basado en un léxico de todo tipo y en una rica variedad de tonos, desde el respeto riguroso al más sardónico humor, desde la visión más cínica hasta el enfoque más desesperanzador.

- Lo mejor: Historia profundamente reflexiva, complejo juego narrativo.

- Lo peor: (Nada que objetar)

- Nota final: A discreción de cada lector.