Vamos con otra entrevista. El invitado de hoy tiene las ideas muy claras y argumentos para defenderlas, fulminantes en su mayoría. Os presento a Víctor Torres Alonso.
PRESENTACIÓN:
Víctor Torres Alonso (1990, Barcelona) es un padre de familia común y corriente aficionado a escribir en lugar de acostarse a una hora razonable. Dedica sus ratos muertos a contar historias de sus años en el ejército en Twitter, sacarse la carrera de Historia y boxear.
PREGUNTAS:
1. ¿De dónde surgió la necesidad de escribir?
Necesidad ninguna. Escribir es una afición, una forma de acercarme a los demás y también una forma de satisfacer mi ego, pero en absoluto una necesidad. Podría dejar de escribir para siempre mañana mismo y no lo consideraría una gran pérdida.
Sin embargo, si preguntamos cómo y cuando empecé a tomarme la afición con cierta seriedad, sería en 2016, cuando aún estaba en el ejército. Volví a leer una vieja serie de novelas de cuando era adolescente y pensé: «esto lo puedo hacer mejor».
Y, a base de fuerza de voluntad, me puse a quitarme horas de sueño.
2. ¿Es complicado compaginar la escritura con tu vida diaria?
Al principio sí. Era militar, acababa de ser padre, mi mujer estaba embarazada otra vez. Me iba a dormir sobre las tres de la mañana para atender a mi hija mayor, que no daba tregua ni una noche, y a las seis estaba de pie. Casi dormía más de maniobras que en casa, la verdad.
Mi vida cambió mucho al volver a la vida civil. Mis hijas ya eran más independientes, la segunda dormía toda la noche del tirón. Empecé a trabajar de noche, dejándome mucho tiempo libre y sin niñas.
Escribí mi primer libro en dos años y medio, el segundo en uno siendo casi cien páginas más largo.
3. En tu estilo se aprecia tu formación militar, ¿dirías que te coacciona a la hora de describir batallas?
Tengo una opinión bastante firme respecto a qué escribir y cómo. Desde mi punto de vista, aparte de muchas otras cosas que podríamos desgranar en una entrevista más larga, es muy importante hacerlo desde la experiencia. No vale de nada que me narres un duelo a espada si no has empuñado una en la vida. Que me describas Venecia sin haberla pisado nunca.
Eso aplica a todo. No me vale el «es que yo escribo fantasía». Si sale en tu libro, debes ser un experto, haberlo vivido. ¿No puedes volar en dragón? Salta en paracaídas un par de veces, vuela en ala delta, en ultraligero. ¿Batallas medievales? Vete a un Battle of the Nations. ¿Bolas de fuego? Un alto horno. Investiga, documéntate, búscate la vida.
Ese pensamiento me ha influenciado mucho más a la hora de escribir que cualquier otra cosa. Por eso Julia es exmilitar de una unidad de Montaña, donde yo serví. Por eso utiliza espadas, hace rapel, dispara con un fusil de precisión, emplaza explosivos. Porque es imprescindible escribir desde la experiencia.
Si no hubiese sido militar, habría escrito otra cosa distinta.
4. Cualquiera que vea tus redes sociales puede apreciar que la historia es una de tus pasiones, ¿qué significa exactamente para ti?
La historia es una de mis mayores pasiones. Pero también mi principal frustración. Es una relación complicada.
Me gusta la historia. La de la Patria, España. El resto del mundo no me interesa demasiado, la verdad. Salvo cuando estamos nosotros allí, claro. Los españoles hemos sido el eje motor del mundo durante siglos. No sólo la etapa imperial, por supuesto. Los logros de España son sempiternos.
Y, sin embargo, aquí estamos. En una España donde su propia historia desaparece de la educación, donde debemos avergonzarnos de nuestras mayores gestas, donde la propaganda extranjera ha calado tan hondo en nuestro subconsciente que pedimos perdón hasta por respirar.
Me duele ver cómo somos el pueblo con la historia más apasionante, rica y excepcional del mundo, pero hemos sucumbido a las tretas de nuestros enemigos para desintegrarnos y caer en el olvido.
No se puede vivir del pasado, pero tampoco olvidarlo. Respetarlo. Honrarlo.
5. ¿Dirías que la protagonista de Cazadora tiene una parte de tu personalidad?
Todos los personajes de una novela son facetas, en mayor o menor medida, de su autor.
Eso no significa que el autor esté de acuerdo con sus personajes o acepte como válidos sus puntos de vista. Sin embargo, como la energía, los personajes no surgen de la nada. Tienen un origen y este es la mente del autor.
Como digo, esto puede significar muchas veces que un determinado personaje represente lo peor del autor. O la imagen que el autor tiene de algo que desprecia. Julia estaría en esa categoría.
Julia encarna algunas de las cosas que más desprecio, aunque no necesariamente de mí mismo. Es una persona egoísta, hipócrita, cobarde e inconsciente. Mentiría si dijese que eso me representa, en parte, pero creo también que todos tenemos esas facetas en nuestro interior.
En parte por eso es un personaje tan rico y lleno de matices. Hoy en día, con una cultura del entretenimiento obsesionada con presentarnos mujeres perfectas, ella es la diferencia. Julia es una mujer débil y humana en un mundo (ya no el suyo propio, sino el del cine, cómic, literatura) lleno de parangones inalcanzables.
6. ¿Qué puedes contarnos sobre tus futuros proyectos?
Ahora mismo estoy acabando un trabajo agotador sobre las Navas de Tolosa que me tiene al borde del ataque de ira homicida, pero cuando acabe volveré a trabajar en Descenso, la tercera parte de la serie de ocho novelas autoconclusivas que cuenta la historia de Julia Garrido.
Quizá cuando acabe le dé un descanso (el final de esta novela será un auténtico mazazo a Julia y su mundo) para trabajar en una novela de ciencia ficción que lleva en mi cabeza casi tres años.
7. ¿Hasta ahora con qué géneros has probado y cuál ha sido tu experiencia con cada uno?
Ahora mismo he escrito dos novelas de fantasía urbana, un anecdotario y varias columnas en varios medios con los que colaboro.
La novela lleva mucho trabajo previo: documentación, confeccionar una estructura adecuada, desarrollar la trama, establecer bien a los personajes. No obstante, una vez lo tienes hecho, sólo es picar teclas. A más detallado seas en la fase de preparación, menos problemas tienes para sacar adelante el libro. Con disciplina, se hace solo.
El anecdotario fue un poco más complicado, no tanto por la dificultad sino por encontrar un tono adecuado. Pistolo, vida y milagros de un mal soldado recopila las anécdotas de mis primeros dos años en el ejército. Quería hacerlo distendido, con ese punto de humor canalla que tanto gusta en mi Twitter, pero también divulgativo sobre la vida cotidiana en el oficio de las armas. Buscar ese punto intermedio me llevó a estar casi un año para un libro de ciento cincuenta páginas, una de mis peores medias de ritmo laboral.
Sobre las columnas, una vez entiendes cómo funciona una es fácil hacerlas. Puedo sacar adelante cuatro o cinco en una tarde, tienen una estructura muy simple. Te ajustas a ella y es una fórmula infalible.
8. ¿Hay algún género que no te atreverías a escribir? ¿Por qué?
Erótica. Ni de coña.
Volvamos a unas preguntas atrás: un autor pone parte de sí mismo en lo que escribe. Sería hipócrita creer eso y escribir una novela erótica. Sería como desnudarme delante de cualquier persona que tenga la desgracia de leerme y yo soy muchas cosas, pero no un exhibicionista.
9. Más de una vez has demostrado tu cariño hacia los perros, ¿tienes predilección por alguna raza en específico?
El bóxer. Es la raza perfecta, sin más. Son fuertes, activos, tienen un carácter templado perfecto para lidiar con niños, muy protectores. Si sacas una buena camada, te puedes llevar un protector de casi cincuenta kilos que se hará matar antes de abandonar a los suyos. Muy buen perro, muy buen perro. Incluso los de talla más pequeña.
Pero bueno, es una preferencia personal. Me apasionan los perros, todos los perros, son mi verdadero punto débil.
Siempre digo lo mismo: hace 10.000 años, cuando el mundo era un lugar frío, hostil y terrible, sellamos el pacto más importante de nuestra historia. Es imposible entender al hombre moderno sin la influencia del perro, nuestro primer y más leal amigo.
10. ¿Algún consejo para quienes quieran dedicarse a la escritura?
Que no lo hagan. Nunca se van a dedicar a escribir. Nunca. Jamás. Cuanto antes lo asuman, mejor.
Sólo hay una forma de ganarse la vida escribiendo y es tener dinero, suerte y un buen padrino. Y, sinceramente, si tienes esas tres cosas puedes dedicarte a lo que te de la real gana.
Quien quiera escribir, que lo haga. Pero sin hacerse ilusiones. Cada vez escribe más gente y lee menos. Si una editorial tiene que elegir entre tú y un tío con diez millones de seguidores en Youtube, ¿qué crees que hará? Puedes autopublicarte, claro, pero no te van a conocer ni en tu casa a la hora de comer.
Hazte a la idea y vive con ello. Escribe por ti, por gusto, para disfrutar, para los diez desustanciados que te van a leer. Todo lo demás acabará en frustración y lloros en Twitter.
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